domingo, 6 de mayo de 2012

PRESENTACIÓN


¡HOLA A TODOS!

A través de este espacio podremos comunicarnos a partir de temas de interés común.
Está bueno esto de tener tu propia casa y mostrar en ella una parte de lo que sos.

QUIERO QUE ESTE BLOG SEA MI CASA: ESTÁS INVITADO/A

Son varios los temas que me interesan y en los que trabajo. Vamos con el primero:

COMUNICACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES

Empiezo por compartir una nota que salió publicada como carta de lectores en el diario Río Negro, el 30 de abril del 2012


¿QUÉ SIGNIFICA “PONERSE LA CAMISETA”?

Cuando hablamos de la comunicación al interior de las organizaciones, ya sean éstas públicas o privadas, el organigrama completo tiene siempre algo que decir. Es que con el lenguaje se pueden hacer muchas cosas: prometer, jurar, adular, estimular, condenar, injuriar, etc. Y también manipular.

El lenguaje –sobre todo el oral- está presente de manera constante desde que la organización abre hasta que cierra y más también. Digo esto porque de todo lo que se habla durante las horas extralaborales tomamos mucho contenido de investigación los que nos dedicamos a este tema. Tema del que habría mucho que decir.

Sin embargo, en esta oportunidad prefiero quedarme con una frase muy pronunciada en los últimos tiempos: “Ponerse la camiseta (de la empresa es lo más común)”. Cuando directores, supervisores, encargados, jefes, les dicen a sus empleados que deben ponerse la camiseta de… ¿Qué les están pidiendo, en realidad? ¿Qué es ponerse la camiseta? Creemos que les reclaman un conjunto de cosas que van desde cumplimiento, responsabilidad, compromiso con el trabajo, identificación con la firma, pero qué más. Porque esta expresión connota una fidelidad especial y –para algunos a quienes se lo he preguntado- hasta un sentimiento.

Conozco empleados de organizaciones comerciales e industriales que responden espontáneamente al perfil de la camiseta, que las sienten como propias, que las defienden, que desean no irse nunca de allí, que las viven como su otra familia. Pero a éstos justamente nadie les pidió que se pusieran ninguna prenda porque las condiciones laborales y humanas que acompañaron su historia de trabajo fueron determinando conductas de adhesión y respeto.

Un trabajador debe cumplir con los requerimientos de la organización en la que se desempeña y acatar sus normas; pero ninguna de éstas puede exigirle que construya sentimientos de identidad. Pedirle a su gente que se ponga la camiseta de su empresa es una suerte de manipulación. Puede generar confusión entre los más ingenuos que luchan con su culpa por no poder lograrlo –en el mejor de los casos. Y puede provocar otras muchas respuestas: desde la impotencia hasta la irritación y el rechazo.  

Si siente que todavía los suyos no se han puesto la prenda, pregúntese cómo hacen otros para lograrlo sin necesidad de obligar a nadie. 



Nélida E. Cantero

DNI 10 045 711